Hellsing
En un enésimo birlibirloque de readaptación de los personajes de Bram Stoker, una combinación de talentos de la animación japonesa revive a los herederos del cazavampiros Hellsing en una organización altamente miltarizada orientada a limpiar la faz de la tierra de las fuerzas de la oscuridad. El protagonismo se reparte así entre Lady Integra Wingate Hellsing, heredera al mando de la organización; Alucard (atención al nombre), vampiro de antiguo poder al servicio de la lucha contra sus semejantes; y Ceres Victoria, su última captura, ex-policía convertida en vampiro e integrada en el cuerpo. A través de sus ojos veremos el funcionamiento de Hellsing, su labor para ocultar los vampiros a los ojos de la sociedad y las luchas intestinas con otras organizaciones que comparten sus objetivos pero no sus métodos, como el propio ejército británico o Iscariote 13, una rama secreta del mismísimo Vaticano.
A lo largo de los 13 capítulos de que consta la trama asistimos a los giros justos y necesarios para no aburrir. Algunas de las propuestas son realmente atrevidas y originales, pero el interés tiende a decaer cuando las escenas de enfrentamientos entre grandes rivales se limitan a largas secuencias de autohalagos y amenazas en la peor tradición "Dragon Ball ZZ", destrozando el ritmo, ya de por sí pausado, de la serie hasta casi paralizarla. Qué digo casi: al final del último capítulo (e intentaré que esto no sea un spoiler, sino una advertencia), una frase escrita en pantalla acompañada de la correspondiente voz en off nos informa de que dos de las grandes tramas de la serie nunca se llegaron a resolver. Y se quedan tan anchos.
En ese sentido la serie resulta un tanto decepcionante. Tras este mejunje se encuentran cocineros de la talla de Yasunori Urata, director entre otras de "Sin: The Movie", quien comparte las tareas de mando con Umanosuke Iida, entrenado con su trabajo en "Mobile Suit Gundam: The 08th MS Team", mientras que los guiones son de un experto en el oficio como Chiaki Konaka, curtido en series como ""RahXephon"", "Astro Boy", "UltraMan" o "Lain", por citar sólo unas cuantas. Extraña, por tanto, que todo el universo creado se quede al final en tan poco, aunque ya estamos acostumbrados a que la animación japonesa sea más hábil creando escenas (y personajes que vender como figuritas) que historias. Así, las situaciones presentadas en "Hellsing" atraen e interesan, pero a la larga las hebras no acaban de atarse y son todo cabos sueltos.
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